Cerré el cuaderno y volví a dejar la pluma en su tintero, alzando la vista para poder expandir de nuevo mi campo de visión. Me levanté dirigiendome inmediatamente a la ventana para abrirla de par en par y dejar que la brisa de aquellos parajes me despejase un poco.
-Es hora de recibir a los nuevos alumnos -dije en un leve susurro mientras me desperezaba y abría la puerta dejando salir el olor de los muebles impolutos de los pasillos.
Salí mientras me sacaba el abrigo y lo tiraba al despacho antes de cerrar la puerta.